sábado, 24 de noviembre de 2012

Área socio-emocional

Al nacer un bebe se separa completamente del cuerpo de la madre determinándose importantes cambios biológicos en relación con su existencia anterior, cambios a los cuales debe adaptarse, requiriendo a la madre y de quienes los rodean, una ayuda para que esta adaptación sea satisfactoria. El niño frente a esta separación y situaciones diferentes no solo responde biológica sino “Emocionalmente”, en términos de placer, dolor, ansiedad, excitación. etc. Los bebes son capaces de sentir profundamente con todo su ser cualquier emoción aunque no lo pueda expresar ni diferenciar lo que sienten. A partir de estos sentimientos comienzan a elaborar fantasías e imágenes mentales: empiezan rodear toda su existencia de cualquier índole que sea de sentimientos e interpretaciones particulares y gradualmente va asociado cada experiencia con otras y con sentimientos en una vasta cadena de la cual apenas tiene consciencia y con la cual reacciona ante diferentes circunstancias aun de adulto. 

 

Etapas del desarrollo socioemocional según Jean Piaget

El desarrollo psíquico que se inicia al nacer y concluye en la edad adulta se compara con el crecimiento orgánico y consiste en una marcha hacia el equilibrio o a la estabilidad cada vez mejor de ideas y pensamientos (desarrollo cognoscitivo) o de sentimientos relaciones sociales (desarrollo socioemocional).
Toda acción, movimiento pensamiento o sentimiento responde a un móvil. El ser humano ejecuta todos sus actos movidos por la necesidad existe esta cuando algo esta fuera de nosotros mismos ha cambiado, siendo indispensable un reajuste de la conducta en función de esa transformación. Por ejemplo, hambre, fatiga provocarán la búsqueda de alimentos o de descanso; el encuentro con un objeto exterior pude provocar la necesidad de jugar con él o de utilizarlo con fines prácticos, o puede suscitar una pregunta o problema teórico.
Así pues, una necesidad manifestara un desequilibrio que lleva a una acción cuyo fin es satisfacer dicha necesidad; o en otras palabras, restablecer el equilibrio el cual tiene a ser más estable que aquel que existía con anterioridad. 

Para Piaget existe un paralelismo constante entre la vida afectiva y la vida intelectual. Para él toda conducta (concebida con la acción que restablece el equilibrio) supone una técnica e instrumentos (la inteligencia y los movimientos) y supone unos móviles y valores finales (los sentimientos). Así pues la afectividad la inteligencia y la felicidad son indisolubles y constituyen los dos aspectos complementarios de toda conducta humana. No existe entonces un acto puramente intelectual y tampoco hay actos puramente afectivos.

Según Piaget, en el momento del nacimiento las acciones del niño son reflejas: el bebe presenta una reacción automática y hereditaria (no aprendida) que corresponde a tendencias instintivas ligadas a la nutrición. Estos reflejos (como el de succión y deglución) se afinan con el ejercicio; así un recién nacido succiona mejor al cabo de 2 a 3 semanas que al principio.
En este periodo se observa también las emociones las emociones primarias ligadas al sistema fisiológico. Los primeros miedos, por ejemplo: pueden estar relacionados con pérdidas de equilibrio o contrastes bruscos en los movimientos.

El la segunda etapa, en la cual se presenta las primeras percepciones organizadas y los primeros hábitos motores, aparecen una serie de sentimientos elementales o afectos perceptivos como los agradable, lo desagradable, el placer y el dolor, así como los primeros sentimientos de éxito y fracaso, dichos fracasos estados afectivos están ligados en esta etapa en la acción propia y no la consecuencia de las relaciones mantenidas con las demás personas.

Un tercer nivel de la afectividad aparece cuando el niño diferencia un objeto y cuando destaca cada vez mas claramente una serie de objetos concebidos con exteriores al yo independientes de él activos vivos y conscientes. Los sentimientos elementales de alegría y tristeza, de éxito y fracaso se experimentan en función de esa objetivización de las cosas y personas iniciándose los sentimientos interindividuales. El primer objeto afectivo que elige la madre, luego el padre, ampliándose posteriormente próximos y comenzando los afectos simpatía y antipatía.


Actitudes estimulantes de los adultos que favorecen en los niños un adecuado desarrollo socioemocional.


Desde que el niño nace necesita afecto y este puede ser expresado de diversas formas:

  • Háblele: siempre al niño con cariño, mirándolo a la cara, llamándolo por su nombre. No importa que el niño no entienda lo que se dice, lo que importa es que el establecimiento de una comunicación a la cual pronto va a responder con sonrisas y gorjeos.
  • Acarícielo: cuando le hable, le cambie el pañal...
  • Acójalo: siempre que busque atención. En este aspecto es importante tener en cuenta la forma de cómo el niño busca aquella. Hay algunos que para conseguirla patalean, lloran, pegan etc. Hágale saber al niño, suave y a la vez firmemente que lo atenderá cuando se lo pida sin llorar sin golpear, cumpla esto.
  • Celebre: todo comportamiento que considere un éxito o progreso.
  • Mantenga una actitud de simpatía o empatía con el niño: cuando el bebe se sienta alegre ría con el exprésele su entusiasmo; así mismo en sus contratiempos, cuando se sienta triste o enfadado, hágale comprender que usted entiende esa situación.
  • Proporcióneles experiencias: ofrézcales situaciones a los niños bajo las cuales pueda satisfacer sus intereses. Permita que el niño se esfuerce para agarrar el objeto.
  • Si le ha prometido algo al niño, cúmplalo, así él aprenderá a confiar en usted.
  • Es importante adaptarse a las condiciones del niño, incorporándose en su juego, sentándose en un banco o en el suelo, con el objetivo de estar a la altura de él.
  • Evite comentarios frente al niño que lo pueda lastimar.

 
Actividades de estimulación socio- emocional para niños.

Podemos realizar una actividad con una obra de títeres sobre algun cuento que conozcan, en la cual los niños y niñas participen ya sea actuando o escuchando y viendo la obra que han realizado los amigos o compañeros.







 
Podemos pintar caras de personas que expresen la alegría, la tristeza o el enfado, haciendo que el niño participe y se fije bien en la diferente expresión entre una y otra.






 

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